Sin prisas
¿Te suena esto?…
Estás concentrado. Quizá estás viendo una película o serie, leyendo un libro, o simplemente preparando la cena. De repente, el móvil vibra.
Bip-bip.
Una parte de tu cerebro, esa que han entrenado a la perfección, te grita: «¡MIRA!«. Pero decides no hacerlo. Estás a lo tuyo.
Cinco minutos después, otra vibración. «??«.
Diez minutos después: «Estás en línea y no me contestas«.
Quince minutos después: «Ya te vale, ¿no? Para eso tienes el móvil».
Vivimos en la era de la inmediatez. Queremos la serie ya, la comida ya y, como no, las respuestas ya. Hemos confundido «estar conectados» con «estar disponibles 24horas al día los 7 días de la semana«.
Me parece agotador…
Ese «aparatejo con pantalla«, no es una extensión de mi cuerpo. Es una herramienta. Y últimamente, es una herramienta que no para de pedir atención. Cada notificación, cada luz parpadeante, cada vibración, es un anzuelo diseñado para sacarte de tu vida y meterte en la del móvil.
Pues mira, me niego. Mi paz mental va primero.
Sencillamente, he decidido que mi capacidad de concentración, mi tiempo para no hacer nada, o mi conversación cara a cara con la persona que tengo delante, valen infinitamente más que la urgencia digital de otra persona. No contestar al segundo no es un acto de mala educación. Es un acto de autocuidado. Es proteger mi foco. Es decidir que lo que estoy haciendo ahora es importante. Y sí, «mirar al techo» cuenta como algo importante si es lo que necesito en ese momento.
Lo que me alucina es la gente que se ofende por esto. Esas personas que te increpan, que te monitorizan constantemente tu estado «en línea» y te piden cuentas. ¿De verdad creemos que tenemos derecho a secuestrar la atención de alguien solo porque le hemos enviado unos kb a través de una red? Hemos perdido el norte con lo que es urgente.
- Urgente: «Se me ha incendiado la cocina». «Estoy de parto». Etc
- No urgente (aunque lo envíes rápido): Un meme. «¿Qué haces?». «Oye, una cosa…».
Comentarios
Publicar un comentario